Antes de comenzar es esencial definir algunos conceptos:
El acuerdo de préstamo participativo permite al inversor obtener participaciones sociales de la empresa, que se convierten en el momento de la ampliación de capital de la empresa, con una tasa de descuento determinada en el acuerdo de préstamo.
Es la primera ronda de financiación que recibe la empresa. Esta suele venir de los ahorros de los fundadores y en ocasiones, de la financiación por parte de amigos y familiares. En otros casos, la inversión puede provenir por parte de inversores externos con préstamos de bancos u otras entidades.
Son un instrumento de financiación mediante el cual una startup recibe capital de personas interesadas en convertirse en futuros inversores de la compañía. Este dinero es utilizado esencialmente para el crecimiento de la misma y su desarrollo
Para una ronda semilla es lo ideal, un vehículo más ágil y flexible que nos permite retrasar la ampliación de capital y obtener una mejor valoración futura cuando tengamos más tracción. Nos permite además poder dedicar más tiempo y esfuerzo a nuestro trabajo que es llegar a más empresas (y estudiantes) para tener más tracción, validar nuestras hipótesis y cumplir nuestros objetivos.
El préstamo participativo tiene una serie de ventajas sobre las notas convertibles, tanto para el inversor/prestamista como para nosotros:
El préstamo participativo no supone un impacto fiscal para el inversor/prestamista en el momento de la conversión (a diferencia de las notas convertibles que se consideran un rendimiento de capital inmobiliario y por tanto están sujetas a una tributación en el momento de la conversión).
El préstamo participativo se considera a efectos legales como fondos propios a la hora de valorar los equilibrios patrimoniales de la empresa lo que nos permite evitar causas legales por desequilibrios patrimoniales. En el caso de las notas convertibles el préstamo se considera una deuda.